El pasado 1 de mayo, un grupo de las fuerzas especiales de los Estados Unidos entró en la residencia de el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en una operación en la que acabaron con la vida del líder terrorista y otras dos personas sin identificar.
Tras la muerte del que era considerado uno de los mayores enemigos de los Estados Unidos, el país se ha envuelto en una ola de patriotismo desenfrenado. Todo estadounidense se siente orgulloso de pertenecer a su país, y la desconfianza hacia el actual gobierno ha bajado considerablemente gracias a este golpe totalmente inesperado, pero que le ha servido al gobierno de Barack Obama para recuperar la confianza de los ciudadanos estadounidenses, donde se empezaba a mascar la decepción de todos los votantes que esperaban que Obama diera un gran giro a la política del país.
A pesar de las teorías conspiratorias que dicen que Bin Laden no ha muerto, o que ni siquiera había llegado a existir, la verdad es que la confianza en el gobierno de los estados unidos ha subido como la espuma en unos tiempos en los que la confianza en los gobiernos está en declive.
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