26 jun 2011

La vida en el espacio: ¿De verdad mola tanto ser astronauta?


Yo de mayor quiero ser astronauta
No es una fase muy difícil de escuchar en cualquier patio de colegio, por lo menos cuando yo andaba por allí, cuando la mayoría de los niños deseábamos ( Y algunos aún deseamos) subir algún día al espacio y vislumbrar la tierra desde otra perspectiva. Y a pesar de que la sociedad está perdiendo esa predilección que tenía alrededor de los viajes espaciales, los astronautas, y todo eso; todavía quedan muchos niños que sueñan con emular Yuri Gagarin, Neil Amstrong y demás, y subir ahí arriba. Pero, realmente, ¿cuánto mola ser astronauta?

Quiero decir, todos conocemos la faceta del típico astronauta deportista, heroico y aventurero que disfruta de sus estancias de meses en el espacio sin ningún tipo de secuela pero ¿hasta que punto es así realmente?

En realidad, los astronautas sufren muchas secuelas tras sus viajes espaciales. Semanas casi en la absoluta soledad, con la absoluta certeza de que, si te pasa algo, nadie va a acudir en tu ayuda, sin tener muy claro lo que es "arriba y abajo"...
Este tipo de cosas pueden llegar a tener grandes repercusiones en la vida de estos hombres, tanto física como psicológicamente. No han sido pocos los casos de astronautas que han necesitado atención psiquiátrica tras estancias prolongadas en el espacio. La inmensa soledad, la ausencia de gravedad y la inmensa sensación de estar lejos de todo lo conocido, son cosas que no todos los hombres pueden aguantar. Y así es que muchos de estos hombres vuelven a la tierra trastornados, y pueden pasar semanas, meses o incluso años, antes de que sean capaces de habituarse de nuevo a la vida en la tierra.
En el espacio, todas las pequeñas cosas son complicadas. Hacer tus necesidades puede considerarse una autentica odisea, y ya no digamos darte una ducha...

En resumen, el del astronauta no es un trabajo seguro, cómodo, con buen horario ni bien pagado. Pero, en palabras de Chris Haldfield:
Nada es comparable con salir al exterior para un paseo espacial. Nada es comparable a estar solo en el Universo: al momento en que te abres la escotilla y te deslizas hacia el Universo. Es como dar la vuelta a la esquina y contemplar la puesta de sol más magnífica que hayas visto en tu vida, de un horizonte hasta el otro en el que parece que todo el cielo está en llamas y todos esos colores y rayos de sol componen una especie de gran pintura sobre tu cabeza. Lo único que quieres es abrir tus ojos tanto como puedes e intentar mirar a tu alrededor y absorber esa imagen. Es así todo el tiempo. O como si la más bella música rellenara tu alma
Y ya solo por esto, merece la pena.

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