28 jul 2011

Cuando las bombas atómicas eran atractivo turístico.


Hoy en día todos tenemos claro que una bomba atómica no es un juguete, que es algo sumamente peligroso que puede acabar con la vida de cientos de miles de personas en tan solo segundos. Todos tenemos claros los peligros de la radiación nuclear, y desastres como los de Chernobil o Fukushima han servido para darnos buena cuenta de ello. Pero hubo un día en el que estos conceptos no los teníamos demasiado claros.


Durante la primera mitad de los años 50, las pruebas con bombas nucleares eran algo a la orden del día en los Estados Unidos, la población se sentía orgullosa de ver como su pueblo era capaz de desatar tal cantidad de energía, y la capacidad de destrucción de aquellos monstruos atraía a miles de ellos a lugares como Las Vegas, donde las bombas nucleares destrozaban ventanales y tejados ante la indiferente mirada de sus convecinos.


Clint Mosher, reportero del International News Service, relataba así como vivió uno de estos ensayos nucleares desde un pequeño bar a las afueras de Las Vegas:

Una intensa luz blanca, de color puro y que daba miedo mirar, se elevó en medio del desierto (...) Cinco segundos después la llanura, el cielo y las montañas se oscurecieron de nuevo... A las 5:51 se produjeron cinco largos e inciertos minutos tras la luz en el cielo. ... Un instante después hubo un profundo estruendo, como la artillería de una docena de ejércitos. Y entonces, dos segundos después, una gran corriente de aire de la que no había escapatoria golpeó las casas, sacudió las ventanas y arrancó el yeso de las paredes en algunas partes de la ciudad. ¡Swoooosh!. Fue como estar demasiado cerca de un cañón.

(...) Le pregunté a la camarera "¿Lo ha visto?"

"Sí", me dijo. "¿Cómo lo quiere? ¿Solo o con leche?

La naturalidad mostrada por la camarera de esta historia es totalmente comprensible, dado que solo en la década de los 50 se realizaron en el emplazamiento de pruebas de nevada un total de hasta 100 detonaciones, convirtiéndose en un gran atractivo turístico. La gente se acercaba a la ciudad para presenciar el la inmensidad de la explosión, y algunos llegaban incluso a ir a los mismos bordes del área de pruebas con sus fiambreras para disfrutar del espectáculo en primera fila con su familia, cosa totalmente impensable hoy en día.


Pero en aquellos tiempos la gente no conocía lo peligrosas que podían llegar a ser las armas nucleares, no eran conscientes del riesgo que estaban corriendo, solo querían ver como su pais demostraba su poder. Solo querían sentirse indestructibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario